Barcos agosto 15, 2007
Posted by Marta in La vida misma.trackback
Oía el ruido de los mosquetones al chocar contra los mástiles de los veleros, perfectamente alineados en los pantalanes. Clic–clic–clic: golpecitos acompasados por el viento, al ritmo del balanceo de los cascos sobre el agua.
También le oía hablar. Sólo le oía. De fondo, como un repiqueteo mecánico: tac–tac–tac.
Pero yo no escuchaba sino a la lluvia: una tormenta de verano -no sé si alegre o ceniza-, como una cortina densa que ha ocultado repentinamente el horizonte. Se ha tragado de un bocado el Serantes, la bahía, el espigón y hasta el mismo puerto, conmigo ahí sentada.
Me acordaba de cuando jugaba a los barcos. Me he sentido como ellos: tocado–tocado. Hundido.
¿… un naufrágio?
No pasa nada.
Beso enorme
Siempre quise describir ese sonido, me encanta escuchar eso!
Salir a flote Marta, salir a flote. ¡Un besazo!
¿hundido? ¡¡Desde aqui lanzo un salvavidas de esos tan alegres (rojos y blancos) para que te cojas fuerte y un beso también fuerte
Sólo escoré un poco y tragué agua. Nada preocupante.
¡¡Gracias!! Por los besos y los flotadores (rojiblanco como el Athletic: si es que, María, te tengo bien enseñada… ¡¡jaja!!)
El clin clin clin de los estais golpeando el mástil, el bla bla bla de la conversación, el Agua Tocado y Hundido del juego de los barquitos, y las bellas palabras de Marta, enseñando a escribir desde su clavo.
Como me gusta….