Traineras septiembre 14, 2007
Posted by Marta in Bilbao.trackback
La luz de septiembre se proyecta oblicua sobre la ría al caer el sol. Es entonces cuando en el agua nadan reflejos brillantes que pican en los ojos, cuando el cielo despliega su abanico de colores, cuando las siluetas se recortan a contraluz y parecen casi dibujos. La superficie del Nervión suele rasgarse a esas horas con el paso de las traineras entrenando y el aire, con la arenga del patrón a los remeros: “shhhup, shhhup”. A ese ritmo, las palas entran y salen mecánicamente del agua -bogando a pareles- y hacen avanzar veloz el liviano casco de madera.
La “Tomatera” -la trainera de Deusto- es la que se deja ver con más frecuencia, porque suele subir hasta la curva del ayuntamiento y allí, vira. Apoyada en la barandilla un día cualquiera, veo que se aproxima ría arriba y se detiene más o menos a mi altura. El timonel está enfadado: reparte instrucciones, exige más concentración y coordinación a sus chicos. Uno de ellos desconecta su atención y empieza a mirar alrededor.
Se topa conmigo que observo la escena entretenida desde el muelle; sonríe y hace un gesto, saludándome y yo le devuelvo el saludo. En ese momento, el patrón repara en la distracción de su remero, aprestándose a reñirle con un grito potente, dejando claro que también se dirige a mí. Él se ríe -nos reímos- y encogiéndose de hombros, se despide y vuelve a tomar el remo.
Un niño corretea por el paseo y pregunta a su madre:
– Amatxuuu ¿y por-qué-por-qué le saluda a ella, eh?
La mujer hace cábalas que puedan colmar la curiosidad del pequeño:
– Igual son hermanos o amigos… O porque quiere. ¿Por qué no les saludas tú también?
– Pues yo de mayor voy a ser remero para saludar a todas las chicas bonitas de la ría
Y con sonrisa triunfante se coloca junto a mí, mostrándome el músculo de su bracito y señalando la “Tomatera”. Me agacho a su lado y la miramos entre los barrotes. “Diles adiós, verás qué contentos se ponen”. El niño agita la mano -“aguuuuur”- y el patrón, desarmado por un instante, sonríe y saluda igual que el resto de los chicos.
Y seguido, continúan remando hacia la puesta de sol, marea abajo, perdiéndose a contraluz.
Que bonito Marta. Yo también quiero ser remero y saludar a las chicas bonitas. (De paso el chaval te echó un super piropo)
Qué bonito, de verdad. ¡Nada más de leerte me dan ganas de salir para allá para ver la ría, aunque está en la otra punta de España!
Y coincido con Futblo: el piropo fue de los buenos, sí señor. Sutil, tierno y suficientemente descarado. Ese niño llegará lejos :P
Pero Marta, por favor, no andes distrayendo a los remeros!
En efecto, Marta, no hay nada pero que distraer a los remeros. Haznos el favor de ponerte en segunda fila y con una pamela grande grandísima, que si no se tuercen.
Sin duda, lo que está claro es que ese chaval promete. Y que con un saludico de nada os ponéis tontorronas del todo!
Aquí, lo que está claro claro de verdad es que escribes estupendamente!! Sigue escribiendo.
P-d: por tu culpa (y lo agradezco) he vuelto a enganchar con Calamaro… para hoy propongo el siguiente tema jajaja:
http://goear.com/listen.php?v=89d0d09
Todo un gigolo…jeje
Un saludo Marta
Hola! Hace tiempo que paso de vez en cuando por aquí. Ya tan sólo la cabecera es garantía de que lo que encuentre por aquí me gustará. Y como hace tiempo que así es, creo que debo al menos abrir la boca para dar las gracias y animarte a que sigas escribiendo e iluminando el ciberespacio.
Un saludazo!
Y seguro que el remero, si por el fuese, se habría deshecho del remo. Y hubiee cruzado las aguas turbias de la ría. Es lo que tienen las chicas bonitas.
¡¡Pero qué bonito, Marta!! (Aunque te lo hayan dicho ya es lo primero que he pensado al leerlo) Pero no hay que distraer a los remeros… Y es cierto que nos ponemos tontorronas con nada (“Tell me if you ever really…”) y que los niños siempre dicen la verdad y…
Bueno, Maca, no quiero ser aguafiestas, pero yo he visto a más de un crío soltar unas bolas de cuidado por una mísera piruleta chupada…