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Paseando diciembre 4, 2007

Posted by Marta in Saco sin fondo.
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El domingo por la mañana en Madrid había pocos grados y mucho sol. 

Le enseñé a Watson la correa y se puso contento; entre salto y salto, vino a apoyar sus patazas en mis hombros y yo fui a dar con los huesos al suelo.  

Watson es un boxer precioso. Muy cariñoso. Treinta y seis kilos de cariño en bruto: ya se sabe, hay amores que matan. Le grité todo lo fuerte que pude: 

– Quítate de encima, vaca lechera 

Pero Teresa me corrigió enseguida, los ojos verdes muy abiertos y el dedo índice levantado, clarificador: 

– Watson no es una vaca, es un perro. 

Tres años de aplastante sentido común. No sé qué haría yo sin sus puntualizaciones. 

La calma de la ciudad terminó en el momento en que empezaron a salir niñas de un portal.

Una, dos, tres.

Después, una mamá con un bebé en su carrito y una chica con un perro -parecía que éste llevara de paseo a la primera y no al revés-. 

En un banco de la calle, una señora con mal aspecto y bastante desagradable, se encaró con nosotras.  

– Qué irresponsabilidad llevar ese perro con esos colmillos 

Pensé “no querrá que se los quite para un ratito” pero mi prima se adelantó con toda la educación que fue capaz de reunir porque el tono de voz de la mujer se iba haciendo cada vez más estridente y las groserías, a cada momento mayores. 

Pasamos de largo.

Watson miraba los pájaros que revoloteaban de árbol en árbol y de vez en cuando, les hacía volar espantados con un solo ladrido. Efectividad absoluta: no quedaba ni uno en las ramas de cien árboles a la redonda. 

Lucía, seis años y la sonrisa más grande del mundo -suplicante-, afiló el ingenio: 

– Tía, ¿puedo volver donde la señora y llamarle “vieja pasa”? 

Respiré hondo y me apresuré a decirle que no era lo correcto.

Una décima de segundo más mirando esa cara tan bella y no habría podido reprimirme el sí.

Comentarios»

1. Juanan - diciembre 4, 2007

Jajaja, ¡qué cara más dura! Aquí no se pide permiso para decir «vieja pasa». Se dice directamente «¡viejaaaaaa que arrastras el pellejo desde Carmonaaaaaa!». Esa facultad que hay en Madrid para los piropos (según he oído) aquí en Andalucía es para las borderías. Como «¡gordaaaa que te comes los bollicaos como picos!» y otras que por ser vos una señorita bien distinguida no voy a referir.

En fin. Qué perro y qué sobrinitas más lindas.

2. Nodisparenalpianista - diciembre 4, 2007

Bonito paseo, pero si un perro me mira mal me lo zampo calentito y con mostaza.

3. Futblo - diciembre 4, 2007

Siempre se aprende con las criaturas. :)

4. pol - diciembre 4, 2007

Qué sería del mundo sin los niños… Y qué bonito sería con un poco menos de ganas de amargar.

5. Miguel - diciembre 4, 2007

Ay, demasiado buena fuiste. Te hubieras quitado un peso de encima. Bravo por Lucía.

6. Nahum - diciembre 4, 2007

Bueno, Marta, no estaría mal que fuera preparando los puños para el mundo. Que lo que se nos viene encima necesita algo de «bemoles».

7. J. - diciembre 4, 2007

Cuanto envidio esa capacidad de asombro tuya. Y así narras las cosas.

8. Néstor - diciembre 5, 2007

Nada mejor que un paseo por Madrid con tu sobrina… «Vieja pasa», qué bueno.

9. patzarella - diciembre 6, 2007

jaja ¡Esto sí que es divertido! Y costumbrista a morir. Dan ganas de conocer ese Madrid.

10. am - diciembre 6, 2007

Los paseos siempre traen anécdotas interesantes. Un beso.

11. Leyre - diciembre 7, 2007

Martaaa!!!Qué capacidad narrativa, alucino. Estoy allí, viéndolo.

Desdeluego..vaca lechera dice…pobre.

;-)

12. Marta - diciembre 9, 2007

¡¡Leyreeee, alegría enorme «verte»!! Millones de gracias ;)


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