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Sólo febrero 15, 2008

Posted by Marta in Letras con nombre propio.
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Aún está oscuro cuando salgo a la terraza. Hace frío y apenas se oye ruido.

No sé cuánto tiempo pasa hasta que el sol comienza a filtrarse, poco a poco, entre las calles. Y se levanta el día.

  

Me descubre la mañana leyendo un libro que, en sus primeras páginas, cita un párrafo de otro.

Boquiabierta.

«Pensar es reducir a un contorno y organizar en cosmos un caos amorfo de posibilidades, entre las cuales una es la escogida, por un acto en el cual confluyen la libertad con la determinación, la espontaneidad con la ley. La quintaesencia del pensar está en el nombrar. […] Por la denominación, el objeto es ordenado, puesto en su lugar, en su móvil lugar dentro del movimiento de la existencia. Cuando de la denominación se pasa a la definición, ya se la delimita más, ya se la fija más».

Y ahora amanece. De pronto, un rayo de luz insolente en los ojos. Una sombra proyectada contra la pared.

Proyeccion

Ahí está atrapado el reflejo opaco de la chica del balcón. Ella respira, siente, despereza su sueño mal descansado. Delante, una imagen vacía, sin profundidad ninguna. La dureza, la rugosidad y la frialdad del muro.

Intento pensar. Trato de nombrar. Hago esfuerzos por definir. Y sólo encuentro una palabra, un nombre, una idea.

Así empieza el nuevo día: con el enfrentamiento de dos figuras, iguales y diferentes. Dos dimensiones opuestas. Y sólo una palabra, un nombre, una idea.