De repente febrero 17, 2011
Posted by Marta in Saco sin fondo.trackback
A veces, se confiesan pensamientos que han ido acumulando durante semanas. De repente y sin previo aviso, como una cascada incontenible de palabras. Con franqueza y sencillez. Nunca se molestan porque están acostumbradas y le sacan partido.
– ¿Sabes? Estoy contenta de que no aceptaras aquel trabajo en el extranjero. Era una gran oportunidad pero quedaba demasiado lejos. Y ahora estás más centrada. Ah, tenías toda la razón cuando me reñiste el otro día por cobarde; así no voy a ninguna parte, ya lo sé. Aunque también es verdad que últimamente estás demasiado susceptible. ¿Por qué no salimos un rato por ahí? Ahora mismo. Y hazme caso: no te tomes las cosas tan a pecho o terminarás con una úlcera
– ¿A mí me hablas de úlceras? Mira, guapa, más te valdría liberarte de tanta presión antes de que te dé… qué sé yo… un infarto. Vale, reconozco que algunas veces te ahogamos un poco con responsabilidades y confidencias… Oye, creo que te vino bien el cambio aunque al principio te esté costando adaptarte al trabajo. Y por cierto, me alegro de que al final no salieras con aquel chico. Tan serio, no te pegaba nada… Te habrías aburrido mucho. Y después del disgusto y del tiempo que ha pasado, ahora te ríes más; mucho más
A Blanca Establés learte también le gustan las amigas sinceras :)
Hace tiempo que no tengo una conversación de esas. ‘Esas’ conversaciones me quitarían mucho de lo malo que tengo. Y, claro, ¿quién querría eso?
-> ¡Yo misma, Chema! Me lo pido junto con las próximas risas + birras ;)
-> ¿Y qué haríamos sin ellas, eh, Blanca? :)
Gran instantánea de amistad.
Todos deberíamos tener momentos así.
Liberan. Reconducen. Iluminan.
¡Bico! Sigue…