jump to navigation

21-XII. Payada de contrapunto. diciembre 21, 2010

Posted by Marta in Saco sin fondo.
trackback


Por la mañana, al despertarse, lo único que podía saber del día más corto del año, sí, el de la noche más larga, es que sería como cualquiera de los anteriores. Con una diferencia: que contaría con unos segundos menos de luz.


Una fría jornada de diciembre, lluviosa, húmeda y gris.


¿Unos segundos menos de luz? Una estupidez. En realidad, así, cualquiera de los anteriores -y probablemente de los próximos- podrían ser el día más corto del año.


Sin embargo, por lo demás, había adivinado cuando pensaba en mucho papel, horas de ordenador, el cursor parpadeando con descaro intermitente sobre un documento en blanco.


Un par de imprevistos de los habituales, prisas y carreras para llegar a tiempo: saltar charcos, driblar paraguas, cruzar la carretera con el semáforo en rojo.


El teléfono incandescente. Algún grito y también alguna palabra amable; un par de gestos feos y otro par de sonrisas, para compensar.


Nada nuevo. Nada nuevo bajo el sol -y una risa sarcástica- ¿Qué sol?


Por la noche, al acostarse, lo único que podía saber de la más larga del año, si, la del día más corto, es que sería como cualquiera de las anteriores. Sólo un elemento teórico de distinción: esos segundos más de oscuridad que promete el solsticio de invierno.



Al llegar a casa, no se siente diferente y al acostarse, lo hace con cierto pesar, el que le acompaña la última semana. Y una vez más, otra para no variar, analiza su incapacidad de afrontar lo que le escuece y le entristece.


Y abrazándose a la almohada, cierra los ojos apretando los párpados con fuerza porque quisiera pegarlos, fundir uno con otro y no tener que separarlos hasta que el mundo gire un poco más despacio. Y al hacerlo, al abrir los ojos, quisiera ver el sol entrando por la ventana, la vida tranquila caminando por las aceras y, serenamente, echar pie a tierra, abandonar la cama sin miedo y comenzar por el principio a arreglar lo que está mal, aunque no todo se haya estropeado por su culpa.


Comentarios»

1. Nodisparenalpianista - diciembre 21, 2010

Oh, vaya.

2. PolloMoyo - diciembre 22, 2010

A partir de ahora, cada día, unos pocos segundos más de luz.

Por muchos problemas que se junten, no son más que una serie de unos. Asequibles, manejables y compensados, de sobra, por la gente que te quiere, las sonrisas que te dan la bienvenida.

El cursor siempre estará ahí, pero tú eres su dueña y, según veo, le sabes sacar partido.

Feliz Navidad.

3. Juanluís - diciembre 22, 2010

Me acuerdo de la canción «Come rain or come shine» -y del bueno de Ray Charles a las teclas- y me parece que la idea de «comenzar por el principio a arreglar lo que está mal» es acertar de pleno (llueva o brille el sol).

4. Macca - diciembre 24, 2010

Y, sin embargo, fuiste vos quien dos noches después conseguió con su magia que al acostarme, no me abrazara a la almohada, sino al móvil, del que había salido tu voz hacía sólo unos instantes, serena, animante, cariñosa. Y cerré también los ojos… deseando tenerte así, «peleando» la vida junto a mí, de lejos, de cerca, ¡siempre!

5. B - diciembre 27, 2010

Te leo, te veo y me veo. Y me gusta mucho.
Feliz Navidad pequeña. (Ya sabes, renovarse o morir)


Deja un comentario