Silbidos noviembre 6, 2007
Posted by Marta in Saco sin fondo.trackback
Menos tres grados de noche.
Un chico camina por el pueblo: las manos en los bolsillos, el gorro calado, la cara tras la bufanda.
Detrás de él, avanza un viejo apoyado en su bastón.
Una mujer joven les adelanta a buen paso, dejando en el aire una estela de colonia fresca.
Desde algún balcón, un silbido rasga el silencio.
El chico alza la cabeza, busca de dónde viene.
El viejo le espeta guasón: “¿No creerás que es por ti?”. Se ríe y le guiña un ojo: “Mírala”.
El muchacho ríe también.
Se confabulan con un solo gesto: ambos silban a la vez.
Ella se gira, sonríe -saluda- y desaparece con el viento -que silba también- al fondo de la calle.
A Susannetta
-enamorada de la Arquitectura, de la montaña y de la vida en general-
¿Cuándo me la presentas?
Jeje
ARQUITECTURAAAAAAAA
fui fuiuuu
Pido disculpas. Se me va. ¡Genial, como siempre, Marta! Y me gustan esos silbidos, cuando son un «tributo a la belleza y la inocencia». Cuando simplemente son una corriente sonora de hormonas, dan asquito.
«Y desaparece con el viento»…
Así huyen el silbido, la fragancia y los recuerdos. ¡Qué bien rescartarlos en una entrada tan bien escrita!
Valió la pena esperar.
Quién era él? quién era ella?
Es increíble la sutil línea que hay entre un piropo y una grosería. No hay nada más bonito que un piropo que te haga sonreir.
de acuerdo con mariana!! es sutil esa linea, pero ¡¡¡¿y lo que se agradece un piropo de verdad??!! jajajaja
GUAPAAAAAAAAAAAA
Marta, veo que vuelves pisando fuerte!!! muy bien!!! tu entrada -como los buenos pirorpos- se agradece!!!!
«Desaparece con el viento».
Quizá no fuera real. Quizá.
Esto pasó a la salida del bar que yo me se. Seguro.
-> ¡¡Qué va, Pianista!! Sucedió en un pueblo perdido del Pirineo oscense…
-> ¡¡Quizá no lo fuera, Nahum!! Yo no lo vi; sólo lo escuché…
-> Mira, María-Emperatriz-de-los-4-pies: no me vaciles, ¡¡que te enteras, jaja!! ;) Contenta de que te guste.
-> Efectivamente, Mariana: una finísima línea…
-> Ni idea, Ángel: no me asomé a la ventana; me imaginé lo que ocurría fuera…
-> Mil gracias, Néstor…
-> Nada de disculpas, Juanan. ¡¡Arquitectura, claro que sí!!
-> Javi, esta vez no silbó Maldini y ella no era yo ¡¡jaja!! =P
-> Mmm… Álvaro, me temo que no puedo presentarte más que lo que he escrito… Pero la próxima, intentaré saber quién es y hasta le pediré su teléfono para ti ¡¡jaja!!
Cuanto me alegro de que regreses con esta calidad. Sigo empequeñeciendo ¿existe eso? cuando leo tus post. Qué calidad, Marta. Qué calidad.
Buenas!!!!
Veo que, aunque me ausente, mi embajadora de los lares norteños sigue con su frescura y gracia características a la hora de componer sus relatos.
Me ha gustado mucho este relatito. Me has hecho sonreir con la guasa del anciano, y me ha parecido muy bonito por tu parte el tono de piropo que le das al silibido. Como también me ha encantado la respuesta simpática y agradecida de la muchacha.
Como siempre, genial. ;)
Saludos a todos!!!
PS > Leo tu blog de vez en cuando -siempre que puedo-, aunque no comento por falta de tiempo. Pero, como ves, sigo vivo. :D
Por cierto, silbidos es lo que cada jornada se escucha en el Benito Villamarín…
Eso, y una foto. Por favor.
¡Qué bonita estampa! ¡Y qué bonitas las sonrisas cuando asoman por encima de los hombros de las chicas que se vuelven!